San Cono, también conocido como San Cono de Naso, es un santo venerado en la religión católica. Se le atribuyen milagros y se le considera el patrono de la infancia, de los huérfanos y de los desamparados.
San Cono nació en el siglo XVII en Sicilia, Italia. Fue hijo de campesinos y desde joven mostró una gran devoción religiosa. Se cuenta que tenía el don de la clarividencia y realizaba milagros, como curaciones y la multiplicación de alimentos.
Según la tradición, San Cono realizó un voto de castidad y se retiró a vivir en una cueva cerca del pueblo de Naso. Durante su vida, dedicó su tiempo a la oración, la penitencia y a ayudar a los necesitados. Se le atribuyen numerosos milagros, como la curación de enfermedades, la protección durante epidemias y la provisión de alimentos para los hambrientos.
San Cono falleció el 3 de junio de 1868 y su cuerpo descansa en la Iglesia de San Nicolás, en Naso, Italia. Cada año, el 3 de junio se celebra su festividad, siendo un día de gran devoción y peregrinaciones a su tumba.
Muchas personas acuden a San Cono en busca de ayuda y protección, especialmente para la salud de los niños y para encontrar soluciones a problemas económicos. Se le considera un intercesor poderoso y se le atribuyen numerosos milagros y favores concedidos.
Además de Italia, San Cono es venerado en otros lugares del mundo, como Argentina, donde su imagen es llevada en procesión por las calles. También se le han dedicado iglesias y capillas en su honor en distintas regiones.
En resumen, San Cono es un santo venerado en la religión católica, conocido por sus milagros y considerado patrono de la infancia y de los desamparados. Su culto se ha extendido a nivel mundial y su festividad se celebra el 3 de junio.
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